Cada competición automovilística supone un reto, un desafío, un esfuerzo a todos los pilotos, muchos sacrificios para poder correr. Eso es lo realmente bonito de las carreras, ver aficionados y gente de a pie compitiendo, que hace múltiples esfuerzos y sacrificios por salir a correr un día, que invierten mucho dinero en tener un coche de carreras, que hacen todo lo que pueden y más por disfrutar de un hobby costoso, sacrificado y muy difícil de mantener. Por otra parte, también vemos a las marcas desembolsar mucho dinero para ganar, con coches muy bien pensados y bastante espectaculares. El aficionado disfruta considerablemente de estos últimos, los consideramos los mejores, pero tampoco nos olvidamos del espíritu amateur, de aficionados como nosotros que impulsados por la ilusión y el gusto por las carreras, deciden embarcarse en la aventura de competir. Verlos en carrera no está nada mal. Cierto es que no arriesgan demasiado, no van al límite para ganar, pero suelen intentar agradar al público con unas trazadas más o menos espectaculares. Los verdaderos apasionados del motor, los aficionados entusiastas preparan y consiguen automóviles que no pasan por su mejor momento, los desmontan, los preparan, los evolucionan, hacen de ellos auténticas bellezas mecánicas, los modifican...da gusto verlos correr, y más si se construyen bien, si se cuidan detalles, si se emplean piezas mecánicas correctas...eso es lo bonito de las carreras.Los ves competir y se nota que en cuatro ruedas se concentra el trabajo y el sacrificio de mucho tiempo, que aprecian y cuidan, ya que ven el coche como un fin, no como un medio. Ese tipo de aficionados es el mejor. Se esfuerzan por los coches, por competir, demuestran gusto y pasión por los coches,
ilusión por un hobby complicado, pero que intentan disfrutar bajo sus posibilidades. Sin ellos, sin los equipos modestos no se celebrarían competiciones, ya que representan un 90% de las listas de inscritos, con los diez o quince equipos punteros no se hace un rally, pero con sesenta equipos modestos, sí. La afición es la base de este deporte, es lo que se debe cuidar, hacerle la vida más fácil desde las federaciones, valorar su labor y su importancia en el automovilismo canario actual. Todo piloto puntero, empieza siendo modesto, y esto nos muestra la verdadera importancia de cada uno de los inscritos en una competición automovilística. La ilusión, la pasión, el gusto por los coches, los objetivos son la base de este
deporte, y ahí empieza todo.
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